Conocemos, de un documento del siglo IV ático, fórmula de juramento de los efebos. Dice así «No macharé con deshonra las armas sagradas que llevo. No abandonaré jamás al camarada, dondequiera que me encuentre incorporado. Lucharé por los santuarios y por el estado, y no entregará a las generaciones venideras una patria más pequeña, sino, por el contrario, mayor y más poderosa, de acuerdo con mis fuerzas y con la ayuda de todos. Obedeceré a los superiores, a las leyes promulgadas y a aquellas que se promulguen legítimamente. Pero si alguien propusiera derrocarlos, no lo permitiré, en la medida de mis fuerzas y con el auxilio de todos Mantendré en honor los cultos heredados de los antepasados. Son testigos de mi juramento los dioses Aglauro, Hestia, Belona, Enialio, Ares y Atenea Belicosa, Zeus, Talo, Auxo, Hegemona, y Heracles. Además los mojones de la patria, los campos de trigo y cebada, las cepas, los olivos y las higueras»
Hermann Bengtson, “Griegos y Persas. El mediterráneo en la Edad Antigua”. Ed. Siglo XXI, Madrid, 2006. p. 117-118