La Democracia, las reformas de Clístenes


Busto de Clístenes de Atenas, padre de la democracia

Las series de reformas emprendidas por Clístenes afectó, en un principio a la propia estructura territorial de Ática. Dentro del marco general de la polis existían una serie de estructuras comunitarias de integración social que funcionaban en sistemas de parentesco en sentido amplio. Eran las tribus y las fratrias. Sobre su concreto funcionamiento apenas sabemos nada, ya que la mayor parte de nuestros testimonios son de la época tardía y retrotraen a tiempos más antiguos estructuras y organizaciones que eran corrientes en su propia época.  Los estudios más recientes como los de Denis Roussell, han puesto de manifiesto la complejidad y estructuras del parentesco arcaico. Parece que tanto la tribu como la fratria se desarrollaron a la paz con la polis y su función más probable debió ser la integración parcial del individuo en grupos locales que iban vertebrando la comunidad en un sentido corporativo. La mayor parte debió adecuarse en torno a grandes familias aristocráticas, arropadas quizá por un mismo culto común. La propia dinámica de los grupos de presión locales en pro de sus intereses concretos convirtió a esas agrupaciones en verdaderas clientelas políticas de los clanes dominantes de cada uno de los distritos territoriales. Se habla, de hecho de la existencia de tres regiones Naturales del Ática: la llanura con la ciudad (Pedieos), donde habitaban los grandes propietarios.; las zonas costeras (Paralios), ocupadas por todos aquellos que tenían una relación con las actividades marítimas; y, finalmente las colinas del interior (Diacrios) zona de reducido valor agrícola donde vivía la mayor parte de los campesinos pobres. En cada una de estas regiones naturales existían importantes vínculos de dependencia política y socioeconómica que supeditaban a una gran parte de su población a la política seguida por las grandes familias dominantes . Las reforma de Solón y la acción favorable de Pisístrato no habían podido disolver de forma completa estos fuertes lazos casi atávicos que condicionaban fuertemente la independencia política de sus habitantes. En este aspecto, por tanto, es en el que tuvo que tuvo que incidir en primer lugar la actividad reformadora de Clístenes.

Clístenes llevó a cabo una verdadera reestructuración del espacio cívico. revisó la base local de las organizaciones tribales e ingenió diferentes medios para mezclarlas entre sí con el objetivo  de conseguir unas condiciones nuevas que ofrecieran nuevos caminos de participación directa en el gobierno central a todos los miembros de la comunidad. Con la reforma de las tribus, que elevó hasta diez, de las cuatro antes existentes, Clístenes perseguía un doble objetivo: mezclar por un lado a los atenienses para que desaparecieran los lazos de clientela regionales y asegurar por medio de las recientes formaciones territoriales la unidad  sobre unas bases nuevas. El primer objetivo lo consiguió mediante la reunión de tres tritias en cada una de las nuevas tribus. Estas tritias, o partes, estaban integradas por zonas territoriales no contiguas situada en cada una de las regiones naturales antes citadas. Con ello ponía fin a  los enfrentamientos que se habían producido entre el demos campesino y el de la ciudad, como al comienzo de la tiranía de Pisístrato. Con la división del territorio del Ática en demos o pequeñas circunscripciones territoriales, con un parecido lejano a nuestros municipios, Clístenes consiguió integrar en el demos de los atenienses a gentes que no formaban parte del mismo con anterioridad. A partir de entonces, una vez que estaban inscritos en los registros de los demos pasaban a ocupar una posición semejante a la del resto de los ciudadanos dado que desde esos momentos la denominación de cada ateniense se hizo con el nombre del demos en vez del patronímico o nombre del padre, indicio claro de nobleza.  Todos aquellos que no habían formado parte de las fratrias, agrupaciones religiosas y políticas que no tomaban como punto de origen un antepasado en común, campesinos pobres y artesanos del exterior, accedían ahora a la ciudadanía por medio de nuevas corporaciones cívicas.

Clístenes creó también el Consejo de los quinientos, o la Boulé, que se convirtió en el futuro instrumento de la soberanía del demos, Era un órgano de carácter supremo representativo y ejecutivo. Estaba constituido por cincuenta ciudadanos de cada una de las tribus, elegidos por sorteo entre todos aquellos varones de al menos treinta años de edad sin que fuera precisamente ninguna clase de distinción por nacimiento o censo. Los magistrados supremos, los arcontes aumentaron también hasta diez, uno por cada una de las tribus. También se atribuye a Clístenes la institución de los diez estrategos o comandantes militares supremos, que procedían igualmente de cada una de las tribus. El Areópago, baluarte fundamental del poder político aristocrático, iba viendo mermadas sus atribuciones de forma creciente con la asunción de funciones por parte de la Boulé. Sin embargo, el definitivo golpe de gracia estaba todavía por llegar, y aunque se habían dado importantes pasos a la democracia, faltaba todavía unos aspectos fundamentales. Fuesen cuales fuesen los motivos personales o políticos que impulsaron a Clístenes a llevar a cabo toda esta serie de reformas, la realidad es que confirió su fisonomía definitiva  a la ciudad griega al conceder igualdad jurídica (isonomía) a todos los ciudadanos atenienses y depositar el poder en el centro de la propia comunidad.

Francisco Javier Gómez Espelosin. Introducción a la Grecia Antigua. Alianza Editoria, Madrid, 2008. p 74-77

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Magister en Historia Mención Historia Universal
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