Roma y el Mediterráneo


Roma utilizó el mediterráneo y lo denominó Mare Nostrum

Si para Herodoto, el río Nilo era el padre de la vida en Egipto, nadie puede poner en duda que el mar Mediterráneo es el vínculo de unión y favorecedor de la llamada Civilización Occidental. A través de sus aguas se expandieron las ideas políticas, las concepciones artísticas y los avances tecnológicos, que los mercaderes llevaban a todos sus confines, a la vez que los productos con los que comerciaban; pero también fue el medio para el avance de los poderosos ejércitos que impusieron su dominio a los más débiles por la fuerza de las armas.

Sustancialmente, la geografía de Italia que vio nacer la civilización romana, ha sufrido pocas variaciones, si exceptuamos las debidas a la intervención humana de un modo directo, en los últimos milenios. La historia y la civilización romana tuvieron un escenario geográfico inicial para su desarrollo: la península Italiana.

Situada en la Europa Meridional, abierta sobre le mediterráneo, ocupa su parte intermedia entre las penínsulas Ibérica y Helena. Los Alpes la separan de la Europa Central, aunque a pesar de su altitud, algunas de sus cimas alcanzan los 4.400 m de altitud, no constituyen una barrea infranqueable que la aísle del resto de Europa, pues poseen muchos pasos de montaña que facilitan el tránsito humano, ya desde las más remota antigüedad. Finalmente se aproxima a las costas africanas a través de Sicilia. Se encuentra por tanto, en una posición geográfica privilegiada que justifica en gran medida el papel preponderante que alcanzó en el mundo antiguo y que, hasta cierto punto,, se mantuvo a lo largo de la Edad Media, llegando incluso hasta nuestros días.

Javier Cabrero Piquero & Félix Cordente Vaquero, Roma. Ed. EDIMAT. Madrid, 2008. p. 18

Acerca de Rodrigo Pérez

Magister en Historia Mención Historia Universal
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